Especialmente para os «3AP» mais jovens, recordemos o que se passou no Chile há 40 anos: por vídeo e em texto (nem sempre se consegue perceber o que é dito). E, quem sabe, ponto de partida para se estudarem temas do programa de Ciência Política.
«Seguramente ésta será la última oportunidad
en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de
Radio Postales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura sino
decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su
juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante
Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza,
general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, y
que también se ha autodenominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos sólo me cabe decir a los
trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!
Colocado en un tránsito histórico, pagaré
con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la
semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos,
no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero
no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La
historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero
agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un
hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su
palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo.
En este momento definitivo, el último en que
yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital
foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las
Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider
y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy
estará esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo
sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta
mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que
supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la
patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la
sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que
defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que
cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de
Chile, al obrero que trabajó más, al campesino, al intelectual, a aquellos que
serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas
horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las
vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de
quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los
juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y
el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán
oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un
hombre digno que fue leal con la patria.
El pueblo debe defenderse, pero no
sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco
puede humillarse.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile
y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la
traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que
tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre,
para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los
trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la
certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo
menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la
traición.»